sábado
Otra vez
Otra vez, otra vez cometí el mismo error. Otra vez, la vuelvo a cagar.
Había llegado del cine, la película estuvo excelente, fuí con unos muy buenos amigos, la pasamos genial. Todo esto en un día viernes.
El día era casi perfecto.
Iba a tomar once, cuando ella llegó con uno de mis mejores amigos a buscarme para poder salir. Como siempre, con tan sólo verla se me alegro aún más el día. Al verla ni la pensé y salí a recibirlos. Me vino con una noticia muy chistosa ( no voy a decir nada, pero era algo de un huevo), pero ese no es el tema.
Les empecé a conversar de como la pase hasta que ella se le cansaron las piernas y quiso sentarse y entramos a mi casa, esperé a que se sentara ella primero y me dijo: "No, siéntate tú primero (aunque yo ya sabía para que, pero de todas formas le pregunté), dije: ¿Para qué? Luego me respondió y me dijo: Por favor...y me senté, luego ella sobre mis piernas.
El día aún no terminaba, al contrario, se había puesto mucho más interesante...
Reanudé la conversación de lo que había hecho en el día hasta el momento en que se acercó a mi oído y dijo la frase mas extraordinaria que se le podía haber ocurrido: ¿Quieres pololear conmigo? La verdad, era que no lo podía creer, no encontraba una respuesta lógica del porqué esa pregunta. No le quise responder, sólo la mire a los ojos y nada más.
Otra vez el error de "pensar" más de la cuenta, otra vez este estúpido error.
Salimos en dirección a una plaza cercana, llegamos, y me dijo, otra vez volviendo al tema: ¿Si o no? Ese era el momento crucial, ahí tuve que haberle respondido con un "sí" gigantesco con todo el entusiasmo y felicidad del mundo.
Pero no, otra vez el imbécil se pone a "pensar":¿Por qué me dice esto si hace cinco días me dijo que no, ¿Por qué? Si estaba convenido de que ya habíamos quedado como "amigos" y ahora me sale con esto..."pensé". Llegue a la conclusión de si me lo decía por tercera y última vez era verdad y le iba a responder, pero no fue así, pasaron los minutos y se tuvo que ir, me dije: "No importa, si de verdad quiere esto me lo va a volver a preguntar". Pero no pasó, sólo los días, sin poder hablar del tema por miedo a la respuesta.
Hasta que por cosas que pasaron, se dio la ocasión para conversar, le pregunté el porqué de esa pregunta aquel día, y me respondió lo que me esperaba, como siempre, otra vez, cambió de opinión y quería, otra vez, que seamos sólo amigos, a pesar de que ya sabía la respuesta, cuando me dijo lo único que quería era colgarme o por último azotarme la cabeza en el poste en el cual me estaba apoyando y como por tercera vez volvimos a lo mismo, sólo que ahora mis esperanzas están por esfumarse.
¿Por qué? Por el puto error que tengo de pensar.
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