Como es posible que vivamos tanto algunas veces y pasar por alto u olvidar las cosas que hemos vivido. Quizás no las olvidamos pero sí que las dejamos de lado muchas veces para seguir. Para "seguir", ¿pero seguir en qué?
Muchas veces escuchamos nuestra canción favorita, miramos un momento alrededor nuestro y de pronto, alzamos nuestras cabezas para mirar el cielo, aunque sea el cielo de nuestra casa, nuestro techo. La idea es siempre mirar hacia arriba, pero ¿con qué objetivo? ¿Estaremos buscando algo? ¿Pero porqué al cielo? ¿Acaso en nuestro interior sabemos que allá hay alguien o algo?
Suspiramos constantemente entre recuerdos y sentimientos. Hay algo ahí para nosotros. Hay un algo que nos llama y, por esto es que a veces, hacemos un alto en el tiempo para mirarnos a nosotros mismos, separarnos de nosotros, imaginarnos fuera de nosotros y nos vemos. Vemos nuestros gestos, nuestras nuevas arrugas, nuestras nuevas facciones y nos damos cuenta que, en realidad eso no importa; lo que realmente importa es si al vernos nos seguimos sintiendo nosotros mismos. ¿Acaso las personas que vemos hacia arriba buscamos alguna parte de nosotros que se perdió en el tiempo? A veces no nos reconocemos y otras nos extrañamos.
¿Será el gran problema de todos es que poco a poco nos vamos perdiendo entre nuestras frustraciones? ¿Será que nos frustra el vender nuestros sentimientos, nuestros deseos, nuestra fe al mundo que nuestra ignorancia ha creado por y "para" nosotros?
Miramos al cielo... constantemente buscando algo. Alzamos nuestra cabeza con esperanzas y con una canción de fondo, una favorita, que nos agrada; no importando si ésta es triste, alegre, depresiva o "alternativa"... eso no importa. Miramos al cielo con una melodía perfecta en nuestra mente; resuena en nuestra alma y sentimos por un momento que la respuesta está cerca, y sin embargo, nos cuesta tanto alcanzarla.